El linaje creado por Francisco Crespo en España está dividido en dos partes respecto al tamaño de sus perros:
una línea con miras a cazar alimañas pequeñas y medianas como zorro y tejón, donde el Patterdale no pasará más de 10 kilos y podrá entrar con soltura en las madrigueras de sus presas,
y otra línea destinada a cazar animales más pesados como el jabalí, que pese el perro sea mayor a 10 kilos y sea igual de ágil y rápido que cualquier Patterdale Terrier.
Francisco Crespo busca sobre todo el equilibrio en sus Patterdales, creando una línea tan exclusiva para que puedan convivir armoniosamente con la familia y otros perros de su entorno
(tuvo muy mala experiencia con los Jack Terrier, que terminaban matándose entre ellos).
Una de las cosas que más le preocupa a Francisco Crespo es que esta raza tire al suicidio si no están en acción,
pues su inteligencia a la hora de cazar lo lleva a criar y entrenar un perro duro en ataque,
para que en la primera salida al campo o batalla no se cruce con una presa como un tejón adulto o jabalí y muera en 1 minuto.
Hay que saber medir a su contrincante, como hacen todos los grandes depredadores: saber cuándo morder o cuándo esperar refuerzos para ganar la lance y así durar muchos años junto a su dueño.
Otra de las virtudes que se busca es trabajar mucho el olfato, ya que practica mucho el rastro de sangre y tiene ejemplares con las cualidades de contener y cazar propio,
gracias a que ha conseguido ejemplares de las fuerzas del estado de varios países para tenerlos en aeropuertos y fronteras y usarlos en registros.
Y, por su pequeño tamaño, se cuelan y encuentran su objetivo donde otros perros no llegan.